Que los jóvenes han sido, son y serán nuestro futuro es algo que siempre ha estado claro, ellos y ellas son el motor del progreso y la esperanza de avance y mejora. Ellos y ellas son los/as responsables del progreso y sobre sus hombros recae esta responsabilidad.
Sin embargo y contrariamente a lo que cabe esperar y tal y como recalca Naciones Unidas, los/as jóvenes tienen casi el triple de probabilidades que los adultos de estar desempleado y de realizar trabajos de baja calidad, afrontar una difícil incorporación al mercado laboral y a ser tratados en el mismo en condiciones desiguales. Algo realmente desalentador.
Con el transcurso del tiempo hemos logrado el resto de las generaciones, concienciar a los y las más jóvenes de la importancia de una formación adecuada y prolongada durante toda la vida, actualizar los conocimientos es fundamental para no quedar atrás, sin embargo, aún no hemos proporcionado a los que nos suceden en el tiempo, las opciones y herramientas idóneas para ello. Cada vez son más en mayor número los y las que caen en el desaliento y desgana por formarse y pierden sus opciones.
El planeta cuenta hoy en día con la generación de jóvenes más numerosa, debemos pues avanzar a pasos agigantados, tanto en el progreso como en el cuidado de estos.
El día de hoy está dedicado a la concienciación mundial sobre la necesidad de promover las habilidades profesionales y formativas de las nuevas generaciones. En ponderar el valor de estos y conseguir entre todos la mejora de la calidad de todas las vidas en especial las que ahora empiezan y buscan su camino anhelando unas expectativas laborales y de vida más que justas y razonables.
